Las políticas neoliberales de Mauricio Macri oprimen fuertemente a la mujer. La feminización de la pobreza es un hecho. Pero la organización no se detiene, aumenta. El espíritu de lucha tiñe la Avenida de Mayo y sus alrededores. Los cánticos, la alegría. Las trabajadoras unidas, movilizadas a Plaza de Mayo, un 8 de marzo, con el afán de enfrentar al ajuste que las violenta todos los días al grito de “paro general”.
“Vinimos a reclamar ninguna trabajadora menos. Los despidos han dejado en la calle a muchas compañeras. Hay jefas de familia que todavía no tienen un empleo remunerado. Además, se redujo el presupuesto para la aplicación de la Ley 26.485”, expresó Estefanía Aguirre, de la secretaría de género e igualdad de oportunidades de CTERA.
Por su parte, Laura Sotelo, coordinadora del Área de Géneros de ATE Capital manifestó que “el exterminio del trabajo afecta directamente a las mujeres”. “Podemos mencionar el vaciamiento de la política pública. Pero debemos enmarcarlo en lo macro de lo que vinieron a hacer. En este sentido, creo que hay una medida muy fuerte, que es tener presa política a Milagro Sala”.
“Una de las mayores problemáticas que tenemos las trabajadoras sexuales es que somos criminalizadas en al menos 18 provincias . Se nos persigue por el sólo hecho de ejercer en la calle. Las compañeras van presas desde 1 a 60 días. También sufrimos estigma y discriminación y no contamos con derechos laborales porque nuestro trabajo no está reconocido como tal”, expuso María Riot, integrante de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina.
Varias fueron las consignas que se levantaron y que tienen como trasfondo la desigualdad estructural. La desocupación. La informalidad laboral. La brecha salarial del 27 por ciento. Las seis horas gratis de trabajo por día. La dificultad para acceder a cargos de poder dentro de los sindicatos y organizaciones políticas.
“Las tareas del cuidado recaen en la mujer. Es un trabajo que no está reconocido ni remunerado. Lo hacemos porque así está culturalmente organizado. Esto hace que nosotras tengamos doble o triple jornada”, aseguró Marina Mariasch del colectivo Ni Una Menos. Y agregó: “Le pedimos a los varones que renuncien a sus posiciones de privilegio en la sociedad”.
Susana Sanz, referente del Frente de Mujeres Evita, declaró que “es fundamental que el debate se dé en las organizaciones” porque “sino hay un acuerdo tácito de que las mujeres sigamos siendo discriminadas de la conducción y las tomas de decisiones”.
La tierra tembló. Una vez más las mujeres coparon la calle. Sindicalistas, militantes sociales, lesbianas, bisexuales, putas, negras, migrantes, amas de casa, autoconvocadas. Todas, con sororidad, en defensa de sus derechos y en búsqueda de más conquistas. Porque,como decía Simón de Beauvoir, “el feminismo es la forma de vivir individualmente y luchar colectivamente”.
EC / GF / RG
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